miércoles, 28 de junio de 2017

EN RUTA POR LOS COTSWOLDS

Si en el día de ayer fueron ciudades, hoy nos adentramos en el corazón de los Cotswolds buscando esos pequeños pueblos que pueden ser de lo más bonito que hay por esta tierra media.
Con todas nuestras averiguaciones y pesquisas establecemos una ruta que incluye las localidades más interesantes de la zona, que pasa por ser el refugio rural más chic de las celebrities británicas. Nombres como la modelo Kate Moss, Stella McCartney o la actriz de "Titanic" Kate Winslet aparecen vinculados a los Cotswolds; al sur, en Chipping Sodbury, nació J. K. Rowling, la autora de los libros de Harry Potter.
Empezamos por Chipping Campden, pequeño pueblo cercano a nuestro alojamiento.


Nada más llegar, nos sorprende la personalidad que tienen sus edificaciones, todas construidas con piedra caliza que les dan un característico tono dorado. Nada que ver con todo lo visto hasta ahora.


Pasa por ser una de las localidades más bonitas de la campiña inglesa y en ella destaca su iglesia de St. James, al parecer la mejor de los Cotswolds.
Turno a continuación para Moreton-in-Marsh, que se diría calcada de la anterior, en este caso coincidiendo su calle principal, llena de interesantes tiendas, pubs, hoteles, etc., con la carretera.


Seguimos nuestra ruta hasta el cercano pueblo de Stow-in-the-Wold, de corte similar a los demás. 


Son todos estos pueblos conocidos en la antigüedad por sus mercados, de lanas y ganado ovino. En la actualidad son lugares turísticos repletos de tiendas, pero tienen un toque como de pueblos de cuento.


Aquí tuvo lugar en 1646 la última batalla de la primera guerra civil inglesa entre los realistas de Carlos I y las fuerzas parlamentarias encabezadas por Oliver Cronwell.
La victoria de los parlamentarios no fue decisiva y se producirían otras dos guerras civiles más, pero Carlos I acabaría perdiendo la cabeza (literalmente) en 1649.


El siguiente pueblo de nuestro itinerario es Bourton-on-the-Water, donde se repite todo lo anterior, añadiéndole un riachuelo de muy escasa profundidad que discurre entre el césped y que le da al lugar un toque relajante.


Nuestra intención a estas alturas era continuar el itinerario que nos habíamos marcado, pero nos percatamos de la cercanía de Oxford y no podemos resistirnos.
Cambio de planes sobre la marcha y enfilamos hacia la quizá más famosa ciudad universitaria del mundo.
Pero por el camino nos topamos con el desvío que conduce a Bibury, para algunos el pueblo más bonito de Inglaterra, y volvemos a cambiar de idea.


Aparcamos al borde de la carretera, que discurre en paralelo al río Coln, también poco profundo y con unos cuantos cisnes y patos nadando por sus aguas.
Lo más destacado de este pequeño pueblo es Arlington Row, una fila de cabañas de tejedores construidas en piedra en el siglo XIV.


Destacable también su iglesia, rodeada del habitual cementerio.
Hasta aquí lo bueno del cambio de idea.
Lo que sigue es un cúmulo de despropósitos impropio de un país supuestamente avanzado como este.
Cuando reemprendemos camino nos topamos en la carretera con carteles que parecen avisar de un corte más adelante, pero pensamos que afectará solo a un carril, algo que ya nos hemos encontrado en más de una ocasión por obras.
Pues no. De repente hay unos conos y un coche atravesado que impiden el paso en los dos sentidos. Ni una indicación de desvío, ni ninguna señalización de ruta alternativa... Media vuelta y búscate la vida.
Pensamos que los avances tecnológicos nos sacarán del atolladero, indicándonos esa ruta, y hacemos caso de esa voz tan particular que nos va a redirigir. Pues tampoco. Nos conduce (a nosotros y a otro montón de coches que ya nos acompañan) a otro punto con más conos, otro vehículo atravesado y un obrero al que preguntamos pero tampoco nos aclara gran cosa.
(Si esto pasa en España, nos sacan en el Times.)
Y a todo esto no solo andamos perdidos por estos andurriales, sino que hemos perdido también la conexión del GPS. Así que nos queda solo nuestro sentido de la orientación, que es el que al final nos saca del bucle y nos devuelve a la "civilización".
Pero el caso es que ya se ha hecho algo tarde y decidimos que Oxford se quede para mañana.
Tenemos tiempo para culminar esta ruta acercándonos hasta Cirencester, que sería como la capital de los Cotswolds.


Lo más destacable es su iglesia de San Juan Bautista, que data originalmente del siglo XII, sucesivamente ampliada en siglos posteriores.
Y por hoy ya es suficiente, aunque nos quedan algunas localidades más que habíamos incluído en la ruta inicial. A ver mañana cómo se nos da el día. Hoy ha estado nublado, un ligero chirimiri al salir, pero luego ha aguantado sin llover todo el día y con una temperatura agradable .

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