Este jueves 29 de junio, que será nuestro último día real de vacaciones, amanece nublado como los anteriores. Si en Gales la constante fue el sol, excepto un día, aquí en Inglaterra apenas se ha dejado ver el astro rey, aunque por lo menos no ha llovido.
Nos decidimos a completar la ruta por los Cotswolds que ayer no fue posible, pero en sentido inverso.
Así que nuestra primera parada es en Tewkesbury, donde destaca sin lugar a dudas su impresionante iglesia, una abadía normanda cuyos primeros trabajos se iniciaron en 1084, si bien no fue consagrada hasta 1121, por lo que dentro de poco celebrará los 900 años de aquel evento.
Por lo demás, tranquila población, con sus típicos edificios de estilo Tudor, etcétera.
Continuamos nuestra ruta hacia Northleach, pequeña villa de unos 2.000 habitantes en la que de nuevo destaca su iglesia, consagrada en este caso a San Pedro y San Pablo y rodeada, como en otros casos, de un antiquísimo cementerio.
La última etapa de este recorrido por los pueblos de los Cotswolds nos lleva a Bampton, otra minúscula localidad en la que nuevamente lo más destacable es su iglesia, unas cuantas casas típicas y el hecho de que fue escenario de rodaje de la serie "Downton Abbey", de gran éxito televisivo.
Damos un paseo por sus calles, como tenemos por costumbre, y nos llama la atención este lugar que presume de remontarse al siglo XII. Bonito es, desde luego.
Finalmente, pondremos la guinda a este sabroso pastel vacacional en una de las joyas de la corona británica: Oxford.
La ciudad universitaria quizá más famosa del mundo nos recibe con una algarabía inusual, con miles de jóvenes pululando por sus calles celebrando su graduación.
Nos unimos a la riada y recorremos las calles del cogollo central de la ciudad, donde se suceden un "college" tras otro, cada cual en un edificio más singular que el anterior. Como se sabe, Oxford no es una universidad con un campus único, sino que está formada por numerosos "college" que tienen su funcionamiento independiente.
Rememoramos así otra estancia nuestra en Oxford, hace ya muchos años, acompañados de nuestros hijos, en un viaje que hicimos con todos en una autocaravana. Qué tiempos.
Y el nuestro se acaba. Han sido dos semanas intensas, ajetreadas, muy variadas y en las que ha habido de todo. Desde luego, no nos hemos aburrido, ni mucho menos. Hemos disfrutado de preciosos lugares, bellísimos paisajes y un patrimonio artístico-cultural de enorme valor. La climatología nos ha sido muy favorable, pues solo hemos tenido un día malo. Y nuestro único caballo de batalla, como siempre que hemos venido por estas tierras, es la comida, única razón por la que estamos deseando volver a casa. Bueno... y por ver a los nuestros, claro.
Mañana emprenderemos vuelo desde Birmingham a Madrid. Y hasta otra.